Introdución a las reflexiones eclesiológicas.

La Iglesia es una y es santa. Una, porque el cuerpo de Cristo no está dividido; santa, porque ha sido apartada para Dios, separada del mundo y consagrada como la novia del Cordero. No obstante, el problema más dramático a través de los siglos, ha sido esa fragmentación superficial de la misma que observamos en denominaciones, grupos independientes y aún sectas que se arrogan el derecho de llamarse "cristianas".

Como añadidura a todo este doloroso fenómeno, contemplamos con tristeza el desarrollo de una serie de conductas anormales que caracterizan a ciertos grupos de creyentes, congregaciones locales, y organizaciones eclesiásticas de diferentes tipos, y que forman parte de las múltiples manifestaciones de la Iglesia en la posmodernidad.

A partir de hoy y a lo largo de varias semanas, estaremos compartiendo con ustedes este tema, a través de una serie de reflexiones que nos llevarán, básicamente, al autoanálisis y al ajuste de nuestras conductas, a la Palabra de Dios. Comenzaremos con una descripción de las variedades de “iglesias” (léase congregaciones locales, grupos, denominaciones, instituciones cristianas) que encontramos en la actualidad, y terminaremos luego con el concepto real de “Iglesia”, tal y como está establecido en las Sagradas Escrituras.