Algunos seminarios teológicos evangélicos, entre ellos algunos de corte pentecostal, se están convirtiendo en verdaderas piezas de museo, en reliquias de un pasado esplendoroso, cuando Palabra y Espíritu se conjugaban en el corazón para convertirse en una verdadera bomba ideológica que conmovía los cimientos espirituales de los que venían a Cristo Jesús.
Cuatro o seis meses al año, generalmente en programas de dos o tres meses por período, no bastan para preparar al futuro ministro. Si hablamos de los Programas Intensivos, estamos hablando de dos meses y dos meses, generalmente, en que el alumno traga y traga información acerca de diferentes temas, que se suceden velozmente en el apretado cronograma académico. El alumno no tiene tiempo de digerir los conceptos, de desarrollar su propio proceso de aprendizaje “como Dios manda”. Termina tratando de regurgitar, del mejor modo que pueda, lo aprendido.
Estamos asistiendo a un cada vez mayor fenómeno de analfabetismo bíblico y doctrinal entre los egresados de Institutos Bíblicos. Ni qué decir de muchos que están hoy en el ministerio activo. No digo de los que nunca han ido a un Seminario Teológico. Hablo de aquellos que pasaron por un Instituto Bíblico, pero a los que parece ser que el Instituto Bíblico nunca pasó por ellos.
Hoy por hoy, habría que tomar a muchos ministros – pastores, evangelistas, maestros, etc. – y habría que volverlos a adoctrinar. Habría que meterlos en un buen seminario, y refrescarles la teología bíblica y sistemática y los principios básicos de la hermenéutica, porque andan desalados detrás de cada viento de doctrina falsa que sopla en los solares del Reino.
Cuatro o seis meses al año, generalmente en programas de dos o tres meses por período, no bastan para preparar al futuro ministro. Si hablamos de los Programas Intensivos, estamos hablando de dos meses y dos meses, generalmente, en que el alumno traga y traga información acerca de diferentes temas, que se suceden velozmente en el apretado cronograma académico. El alumno no tiene tiempo de digerir los conceptos, de desarrollar su propio proceso de aprendizaje “como Dios manda”. Termina tratando de regurgitar, del mejor modo que pueda, lo aprendido.
Estamos asistiendo a un cada vez mayor fenómeno de analfabetismo bíblico y doctrinal entre los egresados de Institutos Bíblicos. Ni qué decir de muchos que están hoy en el ministerio activo. No digo de los que nunca han ido a un Seminario Teológico. Hablo de aquellos que pasaron por un Instituto Bíblico, pero a los que parece ser que el Instituto Bíblico nunca pasó por ellos.
Hoy por hoy, habría que tomar a muchos ministros – pastores, evangelistas, maestros, etc. – y habría que volverlos a adoctrinar. Habría que meterlos en un buen seminario, y refrescarles la teología bíblica y sistemática y los principios básicos de la hermenéutica, porque andan desalados detrás de cada viento de doctrina falsa que sopla en los solares del Reino.
Alba Llanes. Rancho Cucamonga, CA. 2006
1 comentario:
Hna llanes, bendiciones.
Hna LLanes sus palabras son verdaderas. Ellas confirman mi sentir acerca de la iglesia y del ministerio hoy dia. Ese es el proposito por el cual tenemos el seminariotoeologico.com internacional aplauso. Queremos a los ministros desenvolverse en el aspecto academico de la vida cristiana y pastorl.
Bendiciones,
Jose Serrano
Charlotte, NC.
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