17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. 19 Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. 20 A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. 21 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad. 22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.
Los “ancianos” a los que hace referencia el pasaje no son personas de edad avanzada, como las que se señalan en el 5:1. El mismo versículo delimita el significado de la palabra, con las frases “que gobiernan (presidan) bien”[1] y “mayormente los que trabajan en enseñar y predicar”. Sobre ellos, el apóstol da una serie de orientaciones a Timoteo:
Los “ancianos” a los que hace referencia el pasaje no son personas de edad avanzada, como las que se señalan en el 5:1. El mismo versículo delimita el significado de la palabra, con las frases “que gobiernan (presidan) bien”[1] y “mayormente los que trabajan en enseñar y predicar”. Sobre ellos, el apóstol da una serie de orientaciones a Timoteo:
1º. En cuanto al sostenimiento financiero de los ministros del culto. Aquí cabe señalar dos aspectos muy importantes:
a) Se está delimitando quiénes deben recibir “doble honor”. En primer lugar los que “gobiernen” o presidan bien. En su “Comentario a 1 Timoteo”, Juan Calvino escribe: “… que gobiernen bien; es decir, que laboriosa y fielmente desempeñen su oficio. Porque, suponiendo que una persona obtuviera cien veces un puesto, y aunque se ufanara de su título, con todo, si al mismo tiempo no cumple con su deber, no tendrá derecho a exigir que sea sostenido a expensas de la Iglesia. En suma, Pablo enseña que el honor no se debe al título, sino al trabajo realizado por aquellos que han sido designados para el oficio”. En segundo lugar, prioritariamente aquellos que “predican y enseñan”, en otras palabras, los que tienen “el ministerio de la Palabra”, los que están encargados de instruir y dirigir al pueblo de Dios en la sana doctrina. Calvino comenta al respecto: “Tal es la ingratitud del mundo, que muy poco se preocupa por sostener a los ministros de la Palabra; y Satanás, por esta triquiñuela, se esfuerza en privar a la Iglesia de instrucción, horrorizando a muchos, por el terror a la pobreza y al hambre, para que se abstengan de llevar esa carga”. Una de las grandes problemáticas actuales, en el seno de la Iglesia, a través del mundo, es el terrible desequilibrio en materia de sostenimiento del ministerio cristiano: por un lado, tenemos genuinos siervos de Dios (pastores, misioneros, maestros, etc.) que pasan ingente necesidad debido a la falta de visión de los creyentes a su cargo, a los que les correspondería sostenerlos debidamente; por otro lado, tenemos líderes (falsos pastores, falsos evangelistas, falsos maestros y autodenominados apóstoles y profetas) que esquilman a muchos creyentes, los cuales permiten ser saqueados sobre falsas promesas de prosperidad y de milagros de diferente índole.
b) Se está señalando qué significa “doble honor”. Esta expresión cobra su significado en el versículo 18. En estos versículos se está hablando de “salario”, de la remuneración monetaria u “honorarios” que debían recibir, cuando se realizaban el ministerio, con completa dedicación y eficacia. Este concepto es desarrollado también por Pablo en 1 Co. 9:7-14. Ver también 2 Co. 11:8, 9 y Fil. 4:14,15. [2]
2º. En cuanto a la manera de tratar acusaciones en contra de ellos. Las palabras del original pueden ser traducidas así: “Contra un anciano no recibas o admitas una acusación formal (categoría) excepto sobre o en base de dos o tres testigos. El apóstol Pablo lo que hace aquí es aplicar el mismo principio presente ya, primeramente en la ley mosaica (Dt. 19:15), y en las palabras del mismo Jesús (Mt. 18:16). Ver también: Juan 8:17; 2 Corintios 13:1. El peligro de falsas acusaciones es siempre una especie de “espada de Damocles” que pende sobre la cabeza de los ministros del Señor. Su misma posición los hace sumamente vulnerables. El ministro del Señor es una especie de figura pública: él está definitivamente en una “vitrina”, expuesto a las miradas de todos. Como señala Juan Calvino: por muy bien que haga su trabajo, siempre tendrá multitud de críticos y detractores. Él añade: “Yo respondo que éste es un remedio necesario contra la malicia de los hombres; porque ninguno está tan expuesto a las calumnias y difamaciones como los maestros piadosos. Y esto no sólo proviene de la dificultad de su oficio, bajo cuyo peso algunos sucumben, o titubean, o se detienen, o se equivocan, por lo cual muchos hombres perversos aprovechan la ocasión para encontrar defectos en ellos; sino que hay una vejación adicional: que, aunque ellos desempeñen su oficio correctamente, como para no errar, jamás escapan a miles de críticas. Y ésta es la astucia de Satanás: alejar el corazón de los hombres de los ministros, para que gradualmente la instrucción pueda caer en desprecio. Así no sólo se hace mal a personas inocentes, al herirles su reputación injustamente (lo cual es excesivamente bajo para los que tienen un rango tan honorable), sino que también la autoridad de la santa doctrina de Dios es menoscabada. Y esto es lo que Satanás, como ya afirmé, se esfuerza muy especialmente por alcanzar; porque el dicho de Platón, de que "las multitudes son maliciosas, y envidian a aquellos que están sobre ellas", no sólo es cierto en este caso, sino que cuanto más seriamente se esfuerza un pastor por extender el Reino de Cristo, tanto más es envidiado, y tanto más fieros son los asaltos de que es objeto. Y no sólo esto, sino que tan pronto como se hace pública una acusación contra un ministro, se cree tan plenamente como si ya tuvieran todas las evidencias. Esto no se debe únicamente a un más elevado nivel de excelencia que se exige de los mismos, sino porque casi todos son tentados por Satanás a una excesiva credulidad, de modo que, sin hacer ninguna investigación, apresuradamente condenan a sus pastores, cuyo buen nombre debieron más bien haber defendido”[3].
3º. En cuanto a aquellos a los que se les comprueba pecado. La orientación anterior abre la posibilidad de que se someta a proceso una denuncia bien documentada y respaldada por dos o más testigos. El original griego dice literalmente “a los que pecan”. Tanto la Reina Valera como otras versiones agregan la palabra “persisten”, debido a que el participio está en tiempo presente, lo que indica una acción continua[4]. No se está hablando aquí de fallas o pecados ocasionales producto de una debilidad pasajera, sino de la práctica consuetudinaria de ciertos pecados. En su comentario a esta epístola, Calvino explica: “Siempre que se toma alguna medida para la protección de los hombres buenos, inmediatamente se aprovechan de ella los malos para evitar ser condenados. Por consiguiente, lo que Pablo expresó acerca de rechazar las acusaciones injustas, lo modifica por medio de esta afirmación, para que nadie, bajo este pretexto, pueda escapar al castigo debido a su pecado”[5].
El mismo Señor Jesucristo estableció un orden para la disciplina de la persona creyente que cometía falta o pecado. Los pasos a seguir se pueden leer en Mateo 18:15-20. Se observa allí una ampliación de la amonestación, en círculos cada vez más amplios desde la absoluta privacidad hasta la absoluta publicidad. En este pasaje que estamos analizando, el apóstol enfatiza la amonestación pública como modo de corrección no sólo para el ofensor, sino para las demás personas que tuvieron conocimiento del hecho que. El objetivo era fomentar un verdadero sentimiento de temor reverente de Dios y de las cosas sagradas. La amonestación y disciplina de los líderes de la iglesia queda pues bien definida en este pasaje, en el que está implícito también el principio bíblico de la sujeción: aún los líderes deben estar bajo autoridad, pues pueden fallar y deben ser corregidos. Este principio cobra hoy vigencia de primer orden toda vez que las nuevas corrientes de Apostolado y Profetismo están generando figuras verdaderamente autoritarias que exigen sumisión absoluta a sus personas, como supuestos representantes de Señor, pero no se someten a nadie, so pretexto de que le rinden cuentas “directamente a Dios”, ni admiten cuestionamientos ni amonestaciones ante las fallas que están cometiendo.
4º. En cuanto a la actitud personal de Timoteo al tratar los casos anteriores: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (1Ti 5:21). Dos aspectos importantes se destacan en este versículo:
a) “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos”. El manejo correcto de las situaciones descritas anteriormente es tan importante, que el apóstol no vacila en recalcar el carácter solemne de estas instrucciones. El verbo usado “encarezco” (diamartúromai) se puede traducir literalmente como: “atestiguar o protestar fervientemente, exhortar”[6]. Para dar mayor fuerza a su protesta o exhortación, el apóstol pone como testigos al Padre, al Hijo y a los “ángeles escogidos”. Aplica, de esta manera, a una nueva situación, la misma tríada empleada por el Señor Jesucristo, en Lucas 9:26. Los ángeles “escogidos” o “santos”, son aquellos que no cayeron en desobediencia y que, como señala Bill Reeves, “son espectadores de los eventos humanos (Lc. 15:10; 1 Co. 4:9)”[7]. Él añade: “Pablo da esta amonestación a Timoteo como en la presencia de Dios, de Jesucristo, y de los ángeles, para dar solemnidad a ella. El caso es serio. El ojo de ellos mira. Son testigos de las acciones de Timoteo al tratar él estos casos de disciplina de ancianos (ver. 19,20”[8]).
b) “… que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad”. El verbo “guardar”, usado aquí, es el mismo empleado cuando se habla de “guardar la ley”. El mandamiento que está dando el apóstol, inspirado por el Espíritu Santo, tiene fuerza de ley, en absolutamente imperativo, no es una opción que, dadas ciertas circunstancias, puede dejarse a un lado. “Estas cosas” se refieren particularmente a las expresadas en los versículos 19 y 20. “Sin prejuicios”, o sea, sin juzgar de antemano. Es necesario aplicar aquí el principio judicial de presunción de inocencia del acusado, hasta que se compruebe lo contrario. Primeramente la evidencia tiene que ser recibida y analizada, sin influir en ello cualquier concepto o sentimiento personal con respecto a la persona que está siendo acusada, o en relación con los acusadores.
“No haciendo nada con parcialidad”: Bill Reeves resume así: “La palabra griega para decir "parcialidad" es compuesta de PROS (hacia) y KLINO (inclinar). Literalmente, la idea es la de inclinarse hacia alguno, y esto para ventaja personal. En forma de verbo, la palabra aparece en Hech. 5:36 (se unió). Es pecado mostrar preferencias facciosas, o favoritismo según parentela, posición social o de autoridad, u otra consideración humana. Dios no hace acepción de personas; no hemos de hacerla tampoco nosotros. Timoteo, sin prejuicio ni parcialidad con respecto al anciano acusado o al acusador de él, al actuar en la vista de Dios, de Jesucristo, y de los ángeles, había de promover el bien espiritual de los interesados en particular, y de la iglesia en general”.[9]
5º. En cuanto a la ordenación o consagración de los ancianos. La frase “no impongas con ligereza las manos a ninguno” debe ser interpretada en el contexto de los versículos que venimos analizando. Uno de los usos de la imposición de manos, en la Biblia, se observa en la consagración de los ministros del culto (Hech. 6: 5,6; 13:3; 1 Ti. 4:14). La mayoría de los intérpretes coinciden en explicar este pasaje de la siguiente manera: Timoteo debía resistir la tentación de consagrar como ancianos a personas de cuya probidad y aptitud para el ministerio no hubiera suficiente prueba. De no tener sumo cuidado al respecto, podía dar lugar a que consagrara a personas impías o incapaces de llevar una vida recta, acorde con la labor que tenían que desempeñar como ministros del Señor. Al respecto, Calvino escribe: “Hay algunos que, por un deseo de lo novedoso, desearían recibir dentro del ministerio a alguna persona difícilmente conocida, tan pronto como ha dado una o dos demostraciones de que son reconocidas como buenas. Es deber de un obispo sabio y precavido, resistir este sentimiento perturbador, en la misma forma en que Pablo ordena hacerlo aquí a Timoteo”[10].
“Ni participes en pecados ajenos”: La palabra “participar” aquí es “koinoneo”, “tener comunión”. El recibir a una persona no apta o pecadora en el ministerio sería hacerse cómplice de la misma, en los mismos pecados que ella comete. La pureza no sólo está en no hacer pecado, sino en no ser cómplice de pecados ajenos, este sería el significado concreto de la orden final del apóstol: “Consérvate puro”.
Para concluir este aspecto, queremos mencionar las palabras de Bill Reeves: “Los tres verbos en este versículo (impongas, participes, consérvate) van en imperativo presente, lo cual en griego enfatiza lo continuo de la acción mandada -- no estés imponiendo la manos, no estés participando, sigue conservándote puro”[11].
Notas bibliográficas.
[1] “Gobiernen”: proestotes (προεστωτες ) participio de proístemi: estar delante en rango, presidir, gobernar. Concordancia y Diccionario Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[2] “Pablo da dos referencias bíblicas, al decir "la Escritura dice". Estas son Deut. 25:4 y Luc. 10:7. Esto comprueba que LUCAS es un libro inspirado de la Escritura. (LUCAS, pues, fue escrito antes que esta carta a Timoteo; o sea, antes del año 63 d. deJ.C.); ya existía y Pablo lo conocía y lo reconocía como del canon del Nuevo Testamento. Compárese Hech. 20:35, también escrito por Lucas”. Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[3] Calvino, Juan. Comentario a Primera a Timoteo. http://mastermedia.net/pub-library/biblioteca/Calvino/doc-12.pdf
[4] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo.
http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[5] Calvino, Juan. Comentario a Primera a Timoteo. http://mastermedia.net/pub-library/biblioteca/Calvino/doc-12.pdf
[6] Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[7] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[8] Op. Cit. 31.
[9] Op. Cit. 31.
[10] Calvino, Juan. Comentario a 1 Timoteo, p. 106.
[11] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[5] Calvino, Juan. Comentario a Primera a Timoteo. http://mastermedia.net/pub-library/biblioteca/Calvino/doc-12.pdf
[6] Concordancia Strong. E-Sword. La Espada del Espíritu.
[7] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
[8] Op. Cit. 31.
[9] Op. Cit. 31.
[10] Calvino, Juan. Comentario a 1 Timoteo, p. 106.
[11] Reeves, Bill H. Notas sobre 1 Timoteo. http://billhreeves.seekye1st.net/Commentaries/1%20TIMOTEO/NOTAS%20SOBRE%201%20TIMOTEO,%20Sept.pdf
Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.
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