20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21 la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.
La preocupación permanente del apóstol es la conservación de fe y de la predicación del Evangelio. Esta misma idea es la que se vuelve a repetir en 2 Timoteo 1:14. De hecho, en ambos versículos se usa el mismo vocablo (paradséke), que puede traducirse como “depósito”[1].
A Timoteo se le ha encomendado proteger, cuidar celosamente la sana doctrina, los santos mandamientos del Señor. Debe estar permanentemente en guardia, contra cualquier cosa que pueda desviarlo de la fe. Tal es la idea que transmite el verbo griego fulasso traducido aquí como “guarda”.
Una de las prácticas que podrían poner en peligro ese valioso depósito de la fe era entrar en pláticas y discusiones vanas sobre temas intrascendentes (en este caso, las discusiones sobre genealogías angélicas y temas esotéricos de los gnósticos judaizantes y de los docetistas) que podían hundirlo en verdaderos pantanales de confusión y de duda. La palabra griega traducida como plática es kekofonía, de la que proviene el término castellano “cacofonía”. Kekofonía señala una plática vana, insustancial, irrelevante, carente de sentido.
Aunque nuestra palabra “cacofonía” ha variado en significado[2], sin embargo podríamos utilizarla como metáfora para transmitir la idea de que la disonancia de las conversaciones y discusiones sobre temas irrelevantes, pueden ser un enloquecedor ruido que nos hagan desviar la atención de la sana palabra de Dios.
Notas bibliográficas.
La preocupación permanente del apóstol es la conservación de fe y de la predicación del Evangelio. Esta misma idea es la que se vuelve a repetir en 2 Timoteo 1:14. De hecho, en ambos versículos se usa el mismo vocablo (paradséke), que puede traducirse como “depósito”[1].
A Timoteo se le ha encomendado proteger, cuidar celosamente la sana doctrina, los santos mandamientos del Señor. Debe estar permanentemente en guardia, contra cualquier cosa que pueda desviarlo de la fe. Tal es la idea que transmite el verbo griego fulasso traducido aquí como “guarda”.
Una de las prácticas que podrían poner en peligro ese valioso depósito de la fe era entrar en pláticas y discusiones vanas sobre temas intrascendentes (en este caso, las discusiones sobre genealogías angélicas y temas esotéricos de los gnósticos judaizantes y de los docetistas) que podían hundirlo en verdaderos pantanales de confusión y de duda. La palabra griega traducida como plática es kekofonía, de la que proviene el término castellano “cacofonía”. Kekofonía señala una plática vana, insustancial, irrelevante, carente de sentido.
Aunque nuestra palabra “cacofonía” ha variado en significado[2], sin embargo podríamos utilizarla como metáfora para transmitir la idea de que la disonancia de las conversaciones y discusiones sobre temas irrelevantes, pueden ser un enloquecedor ruido que nos hagan desviar la atención de la sana palabra de Dios.
Notas bibliográficas.
[1] Ver Capítulo IV, II 6.
[2] Cacofonía. (Del gr. kakofonía, de kakófonos , malsonante). f. Disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra. Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[2] Cacofonía. (Del gr. kakofonía, de kakófonos , malsonante). f. Disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra. Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. Apuntes Exegéticos. (Rancho Cucamonga, CA: EDICI). 2007.
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